Punto de partida

¡Hola, ya estoy aquí! Con más o menos dificultad pero estoy.

Os habrá pasado como a mi que en estas fiestas hemos empeorado. El exigirnos demasiado e intentar poner la sonrisa en esta época que hemos tenido de alegría impuesta, mensajes prefabricados en escala en nuestros teléfonos para felicitarnos y anuncios de regalos en los televisores.

Hicimos una fiesta en casa el día 25, al final accedí y hasta compré unos bajoplatos, un centro de mesa y una sopera que no tenía. Luego estuve en cama una semana. Menos mal que mi marido ( gracias Kique) que es el que me ve todos los días no me presionó, al contrario dijo que no íbamos a la cena de Nochevieja. Se lo agradecí sobremanera por entenderme aunque tuve una mezcla de frustración y alivio. Algo raro. Un bombón con un relleno amargo.

Entre medias algunas invitaciones de familiares y amigos a las que no acudimos.

- "Venga, ¿no te animas?"

Es que claro nuestra enfermedad: el dolor crónico no está reconocida socialmente pero merma a la persona.

Y ya para poner la guinda. Una de mis hermanas tuvo que acudir a urgencias y no pude ir con ella. Tensión, impotencia... culpabilidad.

Con todas estas emociones entenderéis que me perdiera...por un laberinto en el que no encontraba la salida. 

También creía que mis anclajes de seguridad en mi misma estaban más fuertes, pero sigo en el nivel uno. Estoy en pañales. La sacudida fue fuerte.

De repente, me encontré ahogada. Como si hubiera caído en la peor casilla de este juego en el que la vida me ha puesto, que es tener dolor crónico. En el que unas veces el azar te lleva a la cárcel, otras debes retroceder, te caes en el abismo y otras directamente vuelves al punto de partida. Por más que participo, los dados del dolor, me traen y me llevan.

Y fue ahí cuando me rebelé y busqué a Verónica (Ana Verónica del grupo de INMEDO) muchos la conoceréis.Enjugó mi cara del cansancio y desconcierto igual que cuenta la tradición cristiana hizo una mujer llamada como ella con Jesucristo cuando iba con la cruz. 

Gracias, gracias inmensas, Verónica por tu ayuda, por la delicadeza de tus palabras que trataron con cuidado mi alma gastada por la lucha.

Ella me acompañó hasta el punto de partida pero después de haberme desahogado, de curar mis heridas con tacto y con cariño, de hacerme confiar en mi de nuevo solamente con ponerme un espejo delante porque quién va a hacer mejor todo esto sino alguien que siente tu ahogo, tu decepción, tu desconcierto, tu desesperación porque lo padece también.

He regresado de nuevo al punto de partida.Quien sabe las veces que me volverá a pasar pero no estoy sola. Asi que a seguir arriesgando en este juego dando las gracias antes al grupo de INMEDO del cual formo parte y somos un engranaje perfecto porque el día que necesito consuelo me lo dan igual que creo que hago yo. Gracias, Paquita, Teresa, Ángeles, Nohe, Sonia, Cecilia, Juanjo, Ya Moi, Maeve Guti......y a tod@s porque me dejo much@s.